Preguntándose qué sería sufrir, Dolores se hizo un tatuaje a lo largo de la columna vertebral. Una zarza en llamas que dejó rojo el mandil del tatuador. Pero para su cuerpo, seco, no supuso nada.
Atraída por la zarza fue al campo, se desnudó y corrió. Corrió hasta que no le quedó aliento sin importarle el camino. Cruzó zarzas que con sus espinas desgarradon su piel, incluso la más sensible. Sus pies se magullaron con piedras y perdió alguna uña. Pero su cuerpo, húmedo, sólo tenía el color de su aliento sofocado.
En casa, mirando fijamente a la cabeza del ciervo. Pensó en los perdigones, intentó fantasear con el sabor del plomo y tuvo la idea de sentir algo. Fue a la bodeja y agarró un cartucho, le pareció pequeño y cogió otro. Apretándolos muy fuerte con las cuatro uñas de su mano los golpeó una y otra vez contra una esquina de piedra, la explosión la asustó. Pero su mano, que ya no estaba, no podía sentir nada.
Acercándose a la puerta, vió en su pecho un pequeño agujero del que brotaba sangre. Hacia todo hay un camino, y con un atizador intentó abrir el que debiera ir directo hacia sus sentimientos. La resistencia de su tórax se convirtió en astillas con una sierra, y con la mano que le quedaba, mientras miraba a sus pies rojos, penetró su cálida humanidad. La extremidad de su fría existencia intentaba coger a aquel payaso de risa latente. Pero su corazón asustado se escondía detrás de los pulmones.
2 comentarios:
Curioso texto, un tanto gore, pero esta bien. Si quieres te dejo un hueco en la Biblioteca Online.
Ya habíamos quedado en que sí, no? A ver si me explicas el asunto por correo guelectrónico... Porque es curioso, hoy he descubierto que la gente trata gmail como algo diferente de email : "Te mando esto, dame tu dirección." "No se qué... no, pero si es por gmail, es no se cuánto" :? ... gente rara...
PS- Señores del spam, "no se qué" y "no se cuanto" son direcciones inventadas.
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