Hoy, jornada electoral, antes de que cierren las urnas, mientras los más rezagados votantes se acercan a cumplir con el deber cívico de depositar su papeleta, quiero dejar un comentario sobre este deber ciudadano.
Cuando se abran las urnas y se contabilicen los votos algunos habrán ganado más que otros, aunque todos manifestarán haber ganado porque en esta carrera no está bien visto perder. Y tengo que preguntarme ¿cómo es posible que en una competición todos ganen? ¿Acaso se llama competición y no lo es? Seguramente esté yo confundido y no exista carrera electoral sino paseo sobre la pasarela de la jornada de elecciones..
Muchos habrán dejado de ir a votar; otros reflejarán en la cara un rictus de resignación: “Total… los políticos son todos iguales” ¿Todos iguales? No he seguido con demasiada atención la campaña electoral pero lo poco que he visto me permite concluir que hay políticos con barba y políticos sin barba, que hay políticos del género masculino y del género femenino, mismo entre los candidatos a Jefe de Gobierno. ¿Cómo pueden resultar iguales los que tienen barba que los que no la tienen, los hombres que las mujeres? Físicamente no coinciden; tampoco en programas ni en siglas. ¿Será que coinciden en ser políticos? Pues claro, y en ser humanos y en tener ambiciones, y en limitaciones. En ello no deberíamos incidir tanto pues también nosotros los ciudadanos somos políticos ( tenemos inclinaciones, ambiciones y limitaciones) y humanos.
Hay un sentimiento extendido de que los políticos no cumplen sus promesas, ¿pero son promesas o quimeras? Si las ofertas están fuera de la realidad, si no están detalladas en objetivos, temporalidad, recursos e imprevistos, no son promesas, son fábulas. ¿Quién puede quejarse de que las fábulas sean fábulas? Los ingenuos.
Mas yo iría más allá: ¿quién estaría dispuesto a apoyar al político que dijese “nuestra situación real es esta y tenemos que afrontarla con seriedad, con trabajo y con esfuerzo para superar la crisis” “ No podemos rebajar las listas de espera pero con este plan conseguiremos que no aumenten y poco a poco llegaremos a atender a todos los enfermos”? Si no queremos afrontar la realidad, si buscamos que nos digan aquello que nuestros oídos quieren oír, ¿no estaremos nosotros forzando que nos canten milongas?
El reloj avanza inexorablemente. Son las 20.15. Deben estar a punto de abrir las urnas para comenzar el recuento de votos. Si no ponemos término a nuestro comentario alguien podrá pensar que se conocen los resultados.
1 comentario:
Me he encontrado este blog por casualidad en google buscando sobre Spinoza, pero me parece bastante interesante.
Ya tenéis un lector más. ;)
Publicar un comentario