04 marzo 2005

La importancia de la publicidad.

En su sentido originario la publicidad refiere al lugar donde se dá la vida pública. Esta, tampoco tiene relación con la profesionalización de ciertos menesteres. Lo público es hoy algo extranjero al individuo, y su lugar lo ocupa lo subjetivo.

Curiosamente, lo subjetivo no es algo gustoso para todos. Su degeneración en el relativismo es una preocupación latente para los teóricos y un problema para los ciudadanos que ya no saben decir qué es actuar bien.


Me decía alguien que acertaba de vez en cuando, que la alienación es buena. Sin ella, el hombre nunca podría haber llegado a donde está, ya que si no nos alienamos, no tenemos la impresión de conocernos. El problema, para él, es que la alienación debe dirigirse hacia los otros y no hacia los objetos, que es lo que últimamente hacemos.

Yo no creo que el problema sea el fin de la alienación, sino la alienación en sí misma. La alienación debe ser realizada de forma natural, sin el menor apego a la misma. O, si se quiere, con el apego que tenemos a nuestro ser estando.


No es extraño que interactuemos, pues somos un ente en estancia. Sí, así lo veo, somos entes, pero en estancia; es decir, que estamos siendo. Esto hace necesaria la alienación. La temporalidad que nos hace estar es efímera, por ello nos formamos con el recuerdo del instante perdido. Si nos atámasemos a lo que ya pasó no podríamos avanzar. Y aquí volvemos a la alienación. Alienados en un dónde de forma incorrecta, esperamos demasiado del lugar. Alienando la propia alienación, nos mantenemos en el estar.


Si somos estando, el error es intentar dejar de estar. Por ello, necesitamos lo público. Sin estar impregnados por la velocidad de lo público, sin sentir la latencia pública, no tenemos demasiadas posibilidades de poder minimizar lo suficiente nuestra alienación.

3 comentarios:

Reset Reboot dijo...

El ser o estar, estar estando... si mal no he entendido, hay que estar presente en el presente, y evitar atarnos a la presencia de objetos o lugares. No es esto un poco carpe diem? no estamos nosotros demasiado proyectados al futuro? Quizá es que tenemos que encontrar ese escurridizo punto medio entre pensar en lo presente y pensar en el futuro.

iago dijo...

Bueno, el Carpe Diem no tiene mucho que ver, ya que es de carácter moral, y lo que comento yo, es de ámbito 'metafísico'.
Personalmente, no me preocupa demasiado por el momento de la proyección hacia el futuro, tal vez sea algo inevitable para unos seres marcados desde el pasado. Es decir, que para mí, la vivencia temporal sería algo como que desde el presente vivimos a través de la consciencia que nos permite tener poseer un pasado, luego, formamos con la memoria lo que será nuestro futuro. Así que todo girará sobre el pasado, pues es el único momento en el que uno puede tener consciencia.

El carpe diem, justifica con la fugacidad del presente, la locura de la acción juvenil. En cierta manera es un menos precio de la dimensión temporal del hombre a favor de la sensualidad.

Yo me refiero a la sensualidad temporal. Es decir, que pienso que la sensualidad no es algo ajeno a lo que es el hombre como ser y tiempo.

Simplificando, lo que quiere decir el texto es algo que no recuerdo, pero vamos, que aunque no fuese lo que tu comentas; si eso es lo que entiendes, está bien :D

Reset Reboot dijo...

Estamos ante un relato de interpretación subjetiva? Es curioso, un relato que no intenta decir nada, sino hacer sacar algo del lector, moverlo a pensar en algo.

No se ve mucho,la verdad, por que "no se lleva" pensar.

;-)

Un saludo