21 noviembre 2005

El que sabe (¿a limón?)

Decía Gauguin:
La aspiración de querer reproducirlo todo sólo da origen a una pintura inferior: el todo se pierde en los detalles y el resultado es el aburrimiento.

Es una pena que no recuerde quién decía que "la Historia se escribe olvidando" (dudo entre Lyotard y Kundera, pero seguro que no es ninguno de los dos) para añadirla como otra cita. Evitar los detalles para ensalzar el todo no es sólo una buena técnica pictórica, es lo que llevamos haciendo como occidentales desde la llegada de la razón. Voltaire (el del arrevoire) afirmaba el poder de la Razón a través de la belleza de los bulevares parisinos, sugiriendo que la luz que los iluminaba era la luz de la razón. Una afirmación basada en olvidar que todo aquello había necesitado del trabajo de muchas insignificantes manos sudorosas.

Se me da por comentar algo sobre este tema, al pensar en los que saben mucho. Esos personajes que tienen una cultura amplia y basta; sí, basta, porque necesita destruir muchas cosas si quiere ser valiosa. Esos personajes que admiramos y escuchas con pasión olvidando que toda información valiosa que sea capaz de manejar se debe a que en algún momento algún imbécil se acordó de cierta pregunta para dedicarse en exclusiva a ella, sin tiempo a ocuparse de nada más.

Gauguin tenía detrás una larga tradición pictórica donde se había trabajo con afán hasta lograr pintar las imágenes y todos sus detalles que le proporcionaba la técnica necesaria; los detalles eran una opción. Si añadimos que tenía que vivir con la fotografía, es normal que pudiese considerar los detalles aburridos, del mismo modo que los eruditos de hoy consideran aburrido saber de los temas más que lo que se puede contar en sociedad.

En tiempos de Gauguin, el problema ya no eran las imágenes, sino la propia pintura como Arte. Gauguin no pintaba cuadros, simplemente pintaba, su problema era la propia disciplina. Para Durero o Velázquez la pintura era todavía un estudio sobre la imagen, por lo que no se aburrían.

El secreto para reconocer al que sabe, es ver a que pregunta se enfrenta... el eruditos de sociedad, no se suele enfrentar a ninguna.

1 comentario:

Reset Reboot dijo...

En fin, Murphy decía aquello de "el que sabe, investiga; el que no, lo explica". En un mundo donde la fama y el reconocimiento tienen tanto valor como el dinero... es muy proliferante el segundo tipo...