21 septiembre 2005

iPodeando

En High Fidelity se decía aquello de si nuestras vidas eran deprimentes por escuchar música pop o la música Pop era deprimente porque así eran nuestras vidas. La ecuación se ha visto complicada con la entrada el iPod: el tiempo y el lugar también cuenta.

Desde que tengo mi iPod, no salgo a la calle sin él (en parte porque hace tiempo que no salgo a la calle acompañado) y poco a poco consigo introducir una banda sonora a mi vida; sólo me faltan las risas enlatadas, tendré que revisar algún catálogo de politonos para el móvil o recorrer un par de bazares chinos. Parece una tontería, pero el hecho de tener diferentes discos para escoger es un cambio cualitativo muy fuerte respecto a la misma cinta de siempre con una selección de canciones hecha en otra vida (esa que uno justifica por aquello de 'ya no me acordaba de estas canciones'). Ahora dependiendo del humor, la luminosidad, la densidad de paseantes y las energías del caminante; le das a la rueda de un lado para otro en busca de la música más acorde para el momento.

Así, te vas a los exámenes escuchando 'Best of you' de los Foo Figthers y el 'Eye of the Tiger' de Survivor hasta llegar al aula, donde para meterse en materia pasamos a recorrer la discografía de The Stooges. Para ir a ver las notas ha sido un grato descubrimiento Wilco, como no le prestas atención a las letras por los nervios las melodías de Yankee Hotel Foxtro...* te hacen caminar de forma alegre; eso sí, si te encuentras con buenas noticias, acudirás a Queen aunque personalmente prefiera acudir a la entrada triunfal de Elvis en Aloha!. Y no nos olvidemos que gracias al iPod podemos evitar caer en la manipulación sonora que nos imponen en los supermercados para marcar el ritmo de nuestras compras; bueno, menos en el Gadis, donde aprovecho para disfrutar de los grandes éxitos de Bisbal y Raúl una y otra vez.

Pero no tengáis envidia de mi nueva vida musical, no vale la pena, nunca tendréis un iPod tan molón como el mío. Vedlo con vuestros propios ojos:

La maravillosa funda de lana que acompaña a mi iPod mini no podréis encontrarla en ninguna AppleStore ni en sus distribuidores oficiales; es un producto altamente artesanal hecho por mi madre mientras escuchaba un recopilatorio de Elvis.



* Guiño para todos aquellos que descubrieséis que el iPod corta los títulos muy largos y no hay forma de verlos completos; al menos en mi iPod mini.

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