23 septiembre 2005

Sistemas políticos y eficiencia.

Una de las factores claves por los que la democracia es un sistema político bueno(de bondad) es su falta de eficiencia. La teoría; como 'las cosas de palacio al ir despacio tienen más oportunidades para no acabar injustamente. El ejemplo; a uno lo condenan a muerte por ingestión de orujo pero como la pena no se cumple de forma inmediata, los abogados tienen tiempo para indultos y apelaciones para demostrar la inocencia del reo.

Este factor de bondad se paga con la necesidad de extensos papeleos y mucha burocracia que además de dar más cabida a posibles corrupciones también nos hace decir aquello de 'hay que aceptarlo pues hoy por hoy, vivimos de papeles'.

Dudo del valor de la democracia como sistema de gobierno; aunque acepto que me parece muy útil para las decisiones en grupo, al permitir conocer las preferencias concretas de los afectados en busca de lograr un acuerdo... Claro que esta aplicación de la democracia, no es más que recordar la democracia griega. Ya que estamos, comentar que cuando los demócratas de hoy apelan a este hito democrático, convertido en mito para muchos ciudadanos, se olvidan de mencionar que de aquellas la gente estaba preparada para la democracia. O dicho de forma simple, que de aquellas, la democracia funcionaba como hoy los cuatro amigos que han de escoger qué película ir a ver. Los problemas no eran muy complejos (estamos hablando del gobierno de una ciudad-estado) y las opciones eran claras (no había que pensar en el bien más que de los presentes).

Sócrates tomó la cicuta, no hizo apelaciones ni recursos; era una democracia eficiente porque la gente se atenía a las decisiones que se suponían acertadas según la normalidad y continuidad de la polis, no había problemas acerca de la bondad de las mismas. Claro que tampoco era un sistema diseñado para proteger lo público de la maldad de los hombres, que es una de las pocas explicaciones que le encuentro a la defensa de partida de un sistema poco eficiente. Entonces, si se defienden un sistema como el democrático actual, construido sobre la imperfección del hombre (nuestro derecho legítimo a la equivocación y a la maldad), ¿porqué discutir luego sobre como hacer bien(de bondad) las cosas?

Esta razón es la que me hizo admirar una acción política de Lanzarote (polémico alcalde de Salamanca) en el asunto famoso de los papeles: Puso en obras la calle de acceso al famoso Archivo para que el que se los quisiese llevar antes de los recursos lo tuviese difícil. Si Sócrates lo viese seguro que se replanteaba lo de tomarse la cicuta con tan buena voluntad. Si somos sinceros es saltarse el 'juego democrático', pero una acción más buena(de bondad) que la manifestación que se organizó algún tiempo después donde se produjeron auténticos actos de xenofobia gratuíta.

También me hace pensar en una ponencia sobre la manifestación aquella que se produjera en Praga antiglobalización que había tenido tanto bombo a la que venían unos participantes en la misma (una ocasión única que me alegro de haber aprovechado; iba acompañando a un amigo de los ponentes y pude disfrutar de como se mueven estos libertadores entre bastidores). Lo que contaban era cómo ellos eran unos angelitos que se habían organizado para hacer una manifestación pacífica(vesión oficial, las batallitas para el resto del mundo no eran así) pero que la policía se había sobrepasado. El momento interesante fue cuando se defendían de la acusación de que se habían tirado cócteles molotov; uno de los presentes alzó la voz para explicar que él también había estado allí y tenía algo que decir al respecto. Él había estado allí como miembro de no recuerdo que frente anarquista, ideología que aceptaba el uso de la fuerza para responder a la fuerza policial ya que no reconocían la legitimación de la policía como fuerza del orden; su grupo llevaba más de 50 cócteles molotov y todos fueron lanzados.

Las manifestaciones sirven como ejemplo del problema de la eficiencia. Los organizadores recurren al poder de la convocatoria (elecciones) con un lema y un intinerario (programa político) ; pero no se piensa en lo que viene detrás. Los manifestantes pueden olvidarse de porqué están allí y acaba haciendo lo que les apetezca. ¿Cuantas veces al día pensamos en que somos ciudadanos con responsabilidades? ¿Cuantas veces actuamos motivados por nuestra ciudadanía?

La eficiencia en un sistema político es necesaria para mantenerse. El funcionamiento de un estado, nacional o transnacional, debe obligar a la participación de los ciudadanos. Cuando se deja que la gente pierda el sentido de ciudadano, el cuerpo del estado se descompone. Está bien eso de plantearse que el hombre puede fallar, pero, ¿por qué no poner entonces a alguien bien feo cerrando la manifestación? ¿por qué no dejar ver claramene al ciudadano donde acaba y empieza su ciudadanía?

Tal vez sea hora de ir pensando en que las constituciones empiecen con la obligación ciudadana de tirar del carro.

No hay comentarios: