26 agosto 2005

Compras compulsivas.

Lo he hecho, he comprado compulsivamente. ¿Serían capaces de adivinar cuál de estos productos ha sido la compra compulsiva?


En realidad he hecho dos comprar compulsivas, pero una de ellas no está en la foto así que no cuenta. He sido derrotado por la nueva 'imagen' de los productos Eroski y hoy al ir de compras he hecho dos compras sólo por lo apetitoso que me parecía el producto. Pienso que han acertado escogiendo el diseño, limpio, sencillo y blanco. La marca queda en un segundo plano, dejando el primero a un producto de aspecto cuidado que da cofianza. Eso sí, no volveré a caer, o eso espero, porque en raciones individuales no quedan tan bonitos.

La compra 'inducida' de la foto es el pan de molde. No se imaginan lo apetitosos que quedaban todos los paquetes en la estantería; aunque también contó tener medio bote de Dulce de Leche en la nevera... El mug (no tengo la culpa de que se llame así) de Banania es sólo un cebo; no tiene nada que ver con Eroski.

23 agosto 2005

Generosidad... a veces

La gente habla ultimamente mucho del BookCrossing (lo de dejar libros por ahí tirados para que alguien los recoja luego). Bueno, no se si es algo realmente popular, pero al menos ha salido diez o doce veces en los telediarios. Algo, al menos un poco, debe reflejar la realidad la televisión.

Me sorprende que la gente sea tan desprendida para compartir libros. Será sólo porque la gente no le importan los libros para nada. (Que han estado disponibles en las bibliotecas de gratis durante muchísimos años, y nadie se ha preocupado de ir por allí).

Si no, dudo yo que la gente quiera compartir sus cosas con los demás. Mucho más baratos, y mucho antes dejan de ser útiles los periodicos y las revistas. Y casi nunca verás a nadie que se digne a dejar su periodico o revista para que lo puediesen leer otros. O bien se lo llevan bajo el brazo durante todo el día (para que en casa luego se acumulen y acaben yendo a los contenedores de reciclaje de periodico. O bien van ya directamente a la basura sin reciclaje. Pero el periodico ni se comparte. Ni siquiera los gratuitos que regalan.

Como pequeño experimento, yo suelo dejar la prensa que he leido en algún banco en el metro o en la calle. Por lo que veo, es algo que la gente debe agradecer: apenas dejo los periodicos, alguien ya se encarga de llevarlo.

Así que menos BookCrossing: comencemos con el PaperCrossing.

18 agosto 2005

Las pastillas en la redecilla

A través de la experiencia he descubierto porque los detergentes en pastilla venían con una bolsita de red para meter las pastillas al poner la lavadora:

Detergente Skip en pastillas

Porque si pones las pastillas dentro de la lavadora con la ropa, lo más probable es que al girar se metan entre la goma y la puerta de la lavadora, no disolviendose de todo pero si formando una pasta que queda ahí pegada. Con lo cual, la ropa se lava sin apenas jabón, pero al sacarla es probable que la manches con la pasta jabonosa.

Por tanto: nunca uses las pastillas directamente en la lavadora sin meterlas en una bolsita antes. ¿Y si no tienes bolsita? Truco Bricomanía: metelas en un calcetín que vayas a lavar.

El legendario iPod (Mini)

No puedo dejar de hablar de este nuevo icono del postmodernismo que es el iPod. Como si fuese algún tipo de enfermedad, cada vez más gente a mi alrededor lo va teniendo. Al principio unos pocos, pero cada vez son más. Y lo que hace tan especial el iPod, es que produce un estatus y un bienestar no comparables a ningún otro producto.

iPod Mini

Yo sigo con un reproductor de MP3 de nombre tan poco fashion que intento evitar el mencionarlo ('Valencia') y de una marca tan cutre que hasta su página web no funciona ya.

El que tiene un iPod (Mini) es Fromoze. Pero por una extraña casualidad de la vida voy a poder disfrutarlo durante unos días. Así que puedo hablar algo del nuevo aparato.

Ventajas:

  • El tacto y el tamaño: metalico y suave (y bastante pesado). Da una sensación de solidez y calidad. Es como un pequeño bote de perfume. Frio y suave al tacto.

  • La divertida rueda giratoria para manejarlo. Al principio se hace extraño. Luego se hace divertido. Y a veces hasta intuitivo: ¿como se controla el volumen? Use the wheel, Luke. Por contra tambien puedo alegar que no entiendo cual es la ventaja que aporta la rueda con haber implementado otro sistema de control.

  • Los 4Gb de memoria. Dicen que son para 1000 canciones. Yo creo que si uno codifica la música a alta compresión y mediano muestreo, esto da para meter todos los discos del mundo y más (total, por muy buenos que sean los cascos no vamos a poder percibir todas las frecuencias de la música a más calidad).

  • El precio. No es que sea barato, pero Fromoze encontró una oferta en la que se consiguió ahorrar bastante dinero en la compra.



Peros:

  • El maldito aparato parece que se enciende solo. Un solo toque a la botonera y se enciende. Y para apagarlo se tarda un rato (hay que mantener pulsado un botón unos segundos pero se hace eterno). Hay un interruptor para bloquear los botones: es imprescindible el usarlo cuando tienes el iPod apagado para evitar que se encienda accidentalmente.

  • El que la música se almacena de forma oculta dentro del reproductor. Puedes montar el iPod como una unidad, pero las unicas carpetas que ves son las de los calendarios y la agenda. Puedes copiar tus MP3 al iPod pero el reproductor entonces no las ve. Para poder copiar musica de y al iPod tienes que tener el iTunes instalado y hacerlo todo con el iTunes. Una tactica antipirateo muy ingenua (a ver si se creen que la gente no se seguirá pasando música igual) pero muy molesta para usar el iPod.



Hala Fromoze, ahora te toca a ti. Cuando tengas tiempo, edita este post y añade tus comentarios sobre el iPod.

08 agosto 2005

Turismo médico

En busca de una solución a la falta de ingresos invernales que implica el turismo de paella, playa y cerveza; se ha diseñado el turismo médico. Un turismo que aprovecha la preferencia que se da a los ciudadanos de países ricos en los centros de salud públicos andaluces (tal vez españoles) y la bajada de precios de los billetes de avión. Se organizan viajes para traer ciudadanos extranjeros del norte a que se hagan todas las placas, pruebas y análisis que les apetezcan y mandarlos de vuelta a que sus médicos de cabecera les digan si tienen el colesterol alto. La idea era sencilla de desarrollar, conocer el factor clave era cuestión de tener ojos en la cara y confirmarlo cosa de preguntar. Lo más complicado era tener unas nociones sobre los sistema sanitario de otros países y calcular con los factores tiempo y precio cómo sacar un mayor beneficio partiendo de que los gastos médicos los financia el estado.


La parte cómica del asunto es ver cómo un país del segundo mundo se convierte en la Meca sanitario-analítica de los países europeos más desarrollados. La positiva es que el gasto de la sanidad no se perderá en la atención de nuestros pensionistas sino que también financiará un negocio para cuatro trabajadores listos y emprendedores. La negativa será que dada la rapidez con la que se cuidan a estos turistas medicales no les dará tiempo ni a gastar cuatro duros en souvenirs (miniaturas de hospitales en primera línea, pijamas verdes que enseñan un culo de plástico, toros con estetoscopio...)

Me preocupa que las autoridades sanitarias todavía no haya regulado suficientemente el negocio. Ya se ha comenzado a introducir personal administrativo británico que tiene más don de lenguas internacionales, y con cuatro palabras de castellano que sepan dan servicio. Pero no parece correcto que se permita la explotación directa del mercado por residentes extranjeros con un mayor dominio de las lenguas europeas que el cateto medio español. Dado que sin la esperpéntica actividad médica nacional no sería posible un negocio así, el fantoche autóctono debe tener el derecho a beneficiarse antes que nadie.

También aportaría una idea que pienso podría ser positiva: la importación de médico de cabecera y especialistas de sociedades más desarrolladas. Implicaría organizar mejor la exportación de nuestros licenciados en medicina (librándonos de incompetentes lingüísticos) y la posibilidad de ampliar las estancias turísticas. Montar consultas en zonas de costa y rodearlas de ambientados puestos hosteleros; algunos especializados en manjares locales y otros de cocina terapéutica dando caza a la buena voluntad que uno tiene al saber que se está muriendo. Además, la remodelación podría financiarse con una tasa médica de un simbólico euro ó libra (para tener un detalle con uno de los públicos más fieles) que financie los primeros años del programa, pues traer a especialistas afincados en el extranjero supondrá un pequeño coste extra.